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Chiclana recupera la famosa ensaladilla picante del 22

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Un hijo de Diego Vela, que regentó el conocido establecimiento, abre la Tasca el 22 en La Alameda del Río donde se servirá de nuevo el mítico plato que lleva ingredientes poco habituales en esta tapa como el tabasco, el pollo o la lechuga

La ensaladilla del 22. Foto: Cosasdecome

Texto: Pepe Monforte

No cabe duda de que Juana Vela Velázquez tuvo una feliz idea allá por los años 80 del pasado siglo cuando se le ocurrió hacer una ensaladilla con sus papas cocias y su mayonesa, pero a la que añadió tres ingredientes poco habituales, un poquito de pollo bien picaito, una pizca de lechuga, partida muy fina y un golpe de tabasco, la famosa salsa picante. Su fórmula fue tan acertada que la tapa logró convertirse en la estrella del bar de su padre, El 22, un establecimiento situado en la calle Carmen Picazo, en el centro de Chiclana. Su hermano Diego recuerda que se llegaban a elaborar más de 20 kilos de ensaladilla a la semana y, además de dos variadades, sin picante, que se hacía para los niños y para personas que no querían el picante, y la genuina.

El padre de Diego y Juani, Diego Vela Cerrato, se jubiló en 2006, tras más de 50 años trabajando tras el mostrador. Lo hizo además con un premio “fin de carrera” que el considera muy grande haber sido Rey Mago en la cabalgata de su pueblo. Ahora, nueve años después dice que el proyecto de su hijo, reabrir el 22, “me ha devuelto la vida. Todos los días vengo a verlo”.

El 22 se llama ahora tasca y no bar y no está en el mismo sitio. El nuevo 22 está al otro lado del Iro, que cruza todo Chiclana, en la Alameda del Río, pero no cabe duda de que el espíritu del antiguo establecimiento se respira por todos lados. Una foto de Paco, de joven, en blanco y negro, ataviado con su delantal, ocupa una de las paredes. En el resto de los testeros, sobre una elegante pared color granate, hay numerosas fotos de la historia del 22, de la familia, de los reportajes de Paco en el Diario, de cuando la riada, que la vivió de cerca, de su colección de canarios con nombres de jugadores del Madrid y de su afición por la música. De hecho, una de las ilusiones de su hijo es que toque algunas tardes en el bar su laúd, acompañado de algún miembro de la rondalla de la que forma parte.

Diego Vela posa junto a su hijo que ahora regenta el bar de la familia delante de una gran foto que hay expuesta en la pared y que lo retrata de joven cuando estaba trabajando. Foto: Cosasdecome

Diego heredó de su madre el gusto por servir detrás de un mostrador y también el gusto por la música. La historia del bar comienza en la calle Carmen Picazo número 22, de ahí el nombre. Juana Cerrato aprovechó el patio de la casa familiar, en la que vivía con su marido,  8 varones y 4 hembras, para poner un pequeño despacho de vinos. Era una mesa y poco más. Allí comenzó a expender espcialidades de la vecina bodega de Vélez. Corría la década de los 40 del siglo XX. El negocio no iba mal y los 8 varones y las 4 hembras, eran mucho gasto, así que Juana, que incluso buscaba tiempo para tocar la guitarra, decidió transformar una de las habitaciones, que tenía una ventana a la calle, en despacho para el público. Se abrió una puerta, se instaló un mostrador y palante. Estamos ya en la década de los 50 y al negocio se van incorporando los hijos, entre ellos Diego.

Juana Cerrato en su pequeño despacho de vinso que puso en la calle Carmen Picazo. La foto se expone en la tasca El 22

Sería él en los años 60 cuando Diego se decide a dar un paso de gigante y el despacho de vinos se amplia y convierte en bar. De la cocina se ocupaba Isabel Velázquez, su mujer, que tenía buena mano y ella comenzó a hacer famosas tapas como “los doblaitos”, una versión del flamenquín que hacía metiendo carne picada dentro de una loncha de jamón de york o la merluza rebozada. Esas serían las dos estrellas del establecimiento, junto a la especialidad que luego incorporó su hija en los 80, la ensaladilla picante. El otro foco de atención del 22 eran los caracoles, que también se hicieron famosos.

 

Paco Vela Velázquez, el hijo de Paco que ha puesto en marcha el nuevo negocio, con la ayuda de su hermana Pepa y también de Juana que elabora la ensaladilla, señala que “el nuevo 22 tiene otros aires porque los tiempos han cambiado. Lo que ponemos en marcha es una tasca, una taberna con vinos de Chiclana que se podrán acompañar con unas tapas frías muy cuidadas con chacinas, quesos, conservas y, evidentemente la ensaladilla. Los fines de semana tambien tendremos algún guiso casero, pero nada más”.

Paco, delineante de profesión y que ha puesto la taberna en marcha a sus 48 años, señala que “estoy impresionado por la respuesta del público, de como recordaba la ensaladilla. En los primeros días hemos vendido muchos kilos. Estamos muy contentos”. También ponen desayunos. Fuera han puesto tres mesas altas para tapear en la calle y la idea es poner en el futuro una terraza en el amplio paseo que hay frente al establecimiento.

Una mujer de mediana edad entra en el establecimiento, trae ojitos contentos. Viene a tiro hecho. Ponme una de ensaladilla. La saborea. Se le ve esa cara de satisfacción de cuando uno revive un momento feliz….¡ Igualita! exclama. Paco saca su sonrisa.

La Tasca el 22 está en la Alameda del Río número 19. Su teléfono es el 677043835 y abre todos los días excepto los domingos, para desayunos y luego tapeo al mediodía y por la noche.

Exterior de la tasca El 22. Foto: Cosasdecome

 

 


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